POP UPS 22

 


                        CALLEJONES ESCONDIDOS EN LOS ESTANTES DE MI BIBLIOTECA

Limpio mi biblioteca una vez cada tres o cuatro meses. Me gusta tener ese contacto físico con los libros. Los saco de los estantes, los apilo, les limpio con una gamuza las tapas y con un cepillito saco el polvo que se acumula entre las hojas. Esto me lo enseñó mi profesora de la facultad, de la que era ayudante de cátedra: doña Elena Juncal; quien fue, además, la mejor directora que tuvo la ejemplar Biblioteca del Colegio Nacional de Buenos Aires. En esta, una vez recibimos a Alberto Manguel, quien bajó por una escalera de caracol que conduce a la Sala del Tesoro y que está oculta a los alumnos. Allí encontró una revista estudiantil de la que se conservaban algunos pocos números y en la que estaba publicado un poema suyo. Al infinito: mi biblioteca me lleva a Juncal, que me lleva al CNBA, que me lleva a Manguel, y que casi me lleva a Gianni Vattimo. Pero son muchas historias para un solo pop up. Lo que quería contar es que, a pesar de que desnudo seguidamente mi biblioteca, siempre espero que aparezca detrás de algunos libros cartas secretas, algún testamento, fotos en cepia, algo que nazca por generación espontánea, quizá, de todas esas palabras acumuladas, de todos esos personajes arrumbados. Pero no. Y sin embargo, a veces en la penumbra de la noche, cuando apago la PC y desconecto el celular, me despido de esas historias de biblioteca y me voy al otro libro que es el sueño, descubro que en los estantes hay espacios que se abren, accesos o callejones que conducen a otros mundos. Un separador entre la realidad y la fantasía.

Una amiga que me comprende me lo dice por IG: son los book nooks, y adjunta fotografías:

 




Parece que esta suerte de dioramas puede fabricarse usando impresión 3D. Diseñás y modelás los objetos, créas una escena, imprimís y ensamblás las piezas. Se usan para decorar las bibliotecas. Así es fácil. Pero lo mío ocurre en mi imaginación. Yo veo esos callejones. Es un segundo. Pero es como si recreara toda la escena de una novela que he leído y que me habita.

Una sensación semejante la tuve en Nueva York, recorriendo en la Biblioteca Pública una exposición: The ABC of It: Why Children’s Books Matter, en julio de 2017. Leonard S. Marcus, experto en libros y ediciones infantiles y curador de esta provocativa muestra, vertebró correspondencia, libros, manuscritos, grabaciones ilustraciones y objetos personales, que exploran el impacto de las célebres textualidades en distintos países y épocas. Por ejemplo, una carta de Lewis Carrol a Alice Liddell; otra, de Beatrix Potter a una bibliotecaria de esta institución; un grupo de dibujos de El Mago de Oz; collages de Ashely Byan; un libro de origen chino que presenta el modelo de infancia de la Revolución Cultural; una edición de los cuentos de Grimm, de 1826; las primeras  publicaciones de Superman y de la revista de humor costumbrista Mad; o The Brownies Book, de Palmer Cox, otra revista destinada a chicos descendientes de esclavos africanos en tiempos de la exclusión, los objetos que pertenecían a Mary Poppins, los libros que leyó Alicia, apilados en el cuello, que se desplegaba y, al segundo, se contraía.

 

El universo de los chicos, así visto, me pareció inquietante. Sobre todo, cuando a media luz por tramos, teatralmente diseñados, avanzaba por sorprendentes escenografías que representaban escenas de los libros. Casi estabas allí, en medio de la acción. Por ejemplo, la sala verde de Goodnight Moon (Buenas noches, Luna, 1947), escrito por Margaret Wise Brown e ilustrado por Clement Hurd, uno de los más célebres libros para la infancia del siglo XX y, de veras, controversial: presenta la idea de que a los chicos no les gustan tanto los cuentos de hadas como aquellos relatos que reflejan su vida cotidiana. Separador realidad-fantasía de nuevo por aquí.

 


Los libros estaban vivos. Tanto como nosotros. Y en efecto, lo están. Cuando uno entra de verdad en ellos, se convierte en un personaje más. Por eso, a veces busco a los de la novela que estoy leyendo o a los de la serie que sigo a mi alrededor, me pregunto qué estarán haciendo mientras yo me dedico a escribir este pop up.  

 

Comentarios

  1. Muy bueno. Comparto el deseo de encontrarme con alguno de los personajes de mis novelas preferidas. Muchas.

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  2. A veces yo los descubro en personas con las que me cruzo a diario. ¿No te pasa? Este actúa igual que Ivan Karamazov, por ejemplo. Yo tengo algo de Mrs Dalloway.

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