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BORGES Y LOS CRONISTAS POLICIALES.  LA REVISTA MULTICOLOR DE LOS SÁBADOS                            

                                                                                GRACIAS POR EL JUEGO

El Borges de los años ’30 estaba interesado más en el relato policial o en el cine de Hollywood, de clara raigambre popular, que en las intelectualidades de Sur, la revista de Victoria Ocampo, de cuyo comité editor formaba parte forzado por “la Gioconda de la Pampa”, según el admirador Ortega y Gasset, o "la india de las flechas envenenadas" como la llamó el despechado Keyserling. Por eso, cuando Natalio Botana, el dueño del diario Crítica, inventa la Revista Multicolor de los Sábados, acepta sin más trámite la oferta de Ulyses Petit de Murat, quien lo propone como co-director. Borges hizo rápida amistad con linotipistas, matriceros, diagramadores, todo ese mundo que queda atrás de las columnas y las ilustraciones en colores que componían un ejemplar editado y, especialmente, con los cronistas policiales de quienes escuchaba historias más atractivas que las que él jamás hubiese imaginado, con la ventaja de que los hechos relatados habían realmente sucedido. El diario de Botana – novedosa respuesta discursiva a las transformaciones vertiginosas de la ciudad, la expansión del público lector y el desenvolvimiento de la estética de vanguardia- convocó a otros escritores de prestigio, como los hermanos Tuñón, Olivari, Arlt, Nalé Roxlo. Dispuesto a disputar el espacio cultural ganado por el suplemento dominical de cultura de La Nación -desde 1931 dirigido por Eduardo Mallea-, inventa la nueva revista que se le adelantaba al Suplemento en un día de la semana. Así apareció anunciada en el diario: "Crítica Revista Multicolor le proporcionará lectura para una semana sin que su ejemplar le cueste un centavo más. Desde el 12 de agosto, los sábados, 8 páginas de gran formato impresas a todo color. Una publicación moderna, destinada a todos los hogares argentinos, se repartirá con las ediciones del día. La mejor lectura para el más numeroso público.”. 

Fue el lugar de Borges entre 1933 y 1934. Estará encargado de corregir textos, hacer la última revisión y suprimir las erratas. “Se le exige en la imprenta, junto a mí, que disponga la colocación de un grabado; que complete una página” –explica  Petit de Murat−; “que redacte allí mismo (...) un epígrafe o la referencia acerca de un autor. Se le ha terminado el tiempo del encierro a la sombra de una biblioteca”. Borges conoce, además, en la redacción a personajes como Francisco Loiácono -cronista policial, hombre de la noche y “tanguero viejo”, con quien intercambia historias de criminales y leyendas de guapos auténticos y míticos. En esta primera experiencia en un medio masivo – con una tirada de 300.000 ejemplares-, en que encarna el papel de divulgador cultural, Borges invita a colaborar a amigos como Enrique Amorim, Xul Solar, su primo Guillermo J. Borges, Norah Lange, Néstor Ibarra, González Lanuza, Rojas Paz; a desconocidos como Dabove; traduce autores extranjeros como Schwob, O’Henry, Chesterton, Wells, Kipling y otros menos difundidos. Botana exige a los directores que publiquen sus propios textos; entonces Borges, autor ya consagrado de poemas y ensayos, se inicia en el ejercicio de la narrativa con las primeras “falsificaciones”:

“No quise reeditar lo hecho por Marcel Schwob en sus Vidas imaginarias” – aclara. “Él había inventado biografías de hombres reales sobre quienes nada o casi nada se había registrado. Yo en cambio leí acerca de la vida de personas famosas y luego deliberadamente las modifiqué y distorsioné de acuerdo con mi propia fantasía”.

En efecto, estos primeros textos - “irresponsable juego de un tímido que no se animó a escribir cuentos”- son reescrituras de piezas originales y ajenas, con temáticas y personajes afines al diario amarillista: crímenes, muertes violentas, transgresiones de la ley, suicidios, traiciones, estafas, aventuras de piratas. Las técnicas que usa para falsear historias ajenas – cercanas a las del periodismo desde Pulitzer- son las que buscan la síntesis y la expresividad, la resolución en pocos trazos significativos de una vida en lo que esta tiene de sorprendente e infame. “El espantoso redentor Lázarus Morell”, “Eastman, el proveedor de iniquidades”, “La viuda Ching”, “El impostor inverosímil Tom Castro”, “El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké” se reúnen en el Suplemento bajo el título general de Historia Universal de la Infamia, nombre con el que aparecerán, junto a otros textos – entre ellos, “Hombre de la esquina rosada”- en la primera edición de Tor, en 1935.



También firmó, con las iniciales J.L.B., notas bibliográficas, como la dedicada a Radiografía de la pampa de Martínez Estrada y 45 días y 30 marineros, de Norah Lange; con seudónimo “F. Bustos”, “Hombres de las orillas”.

En general, en la Revista Multicolor predomina la prosa narrativa de ficción junto a relatos de vida que buscan conmover al lector, en que la muerte es protagonista repetidas veces. Se suman artículos sobre la pena capital, documentos sobre muertes que la ciencia no ha podido explicar, relatos sobre las circunstancias de muerte de escritores famosos (E. A. Poe, Ch. Baudelaire). Botana -quien incidía en la organización, diagramación y selección de textos-, interesado en la vanguardia tecnológica en la Argentina, promueve notas sobre inventos científicos, avanzadas de la medicina, descubrimientos astronómicos y reportajes o biografías de científicos (Marconi, Edison). Néstor Ibarra – reconocido traductor de Borges al francés- firmó artículos sobre célebres directores de cine (Ernest Lubitsch, Joseph Von Sternberg); hay notas sobre actores, estrenos y chismes del mundo del espectáculo; o sobre música y bailes populares, como la historia del tango en “Tiempos bravos de peringundín” de José A. Saldías.

                                              

Completan la oferta multivalente artículos de astrología y demás esoterismos, mitos germánicos o leyendas indígenas, relatos sobre animales fantásticos, crónicas de exploradores y viajeros o artículos sobre la prehistoria de América. También dos secciones fijas: “Viñoleanas”, de Omar Viñole, con refranes, aforismos, chistes y frases célebres; y “Museo de la confusión” del humorista crítico Anímula Vágula (seudónimo de G.J.Borges), con breves reseñas bibliográficas, comentarios sobre cine y arte. Las ilustraciones de alto impacto de Rechain, Sorazábal, Premiani, Parpagnoli construyen un aparato visual que termina de definir la originalidad de un suplemento cultural, en que masividad, modernización y vanguardia estética se potencian en el cruce “borgeano” de ficción e información.            

Otro Borges. Quiero a este Borges que muestra la pasión que puso en las lecturas que hizo desde chico, con el que todos compartimos miedos, deseos, vergüenzas, chanzas y amores. Es el Borges del día a día, que se cruza con el Arlt que emulaba aventureros y que quería tener una vida lejos de la rutina miserable y la falta de expectativas en la ciudad de la furia.  


                                  Edición Homenaje del Fondo Nacional de las Artes, 1999.


 


 


Comentarios

  1. Maravilloso artículo. El Borges de sus inicios, para mí casi desconocido y el mítico Botana y su diario Crítica que se surtía de los crímenes y misterios de consumo popular de los que a su vez Borges nutre su imaginación.

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    1. Crítica fue un maravilloso espacio de experimentación periodística. Y este Borges es impagable. Entretenido, sagaz y, sobre todo, de mente abierta para su época, que solo consumía literatura "culta".

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